Un 28 de febrero de 1964, el Estadio Nacional fue testigo de otra hazaña histórica. Bajo el cielo capitalino y ante 66.839 almas que colmaron las graderías del coloso de Ñuñoa, Colo Colo volvió a demostrar su grandeza al imponerse por 3-2 al poderoso Santos de Pelé de Brasil, en un amistoso internacional que quedará grabado en la memoria del fútbol chileno.
Colocolinos le ganan al Santos de Pelé
La noche comenzó electrizante. El “Chamaco” Valdés, joven figura alba que comenzaba a escribir su leyenda, asestó un golpe demoledor a los brasileños con dos goles en apenas diez minutos. Con sangre fría y técnica exquisita, el talentoso mediocampista sacudió las redes custodiadas por Gilmar a los 4′ y 10′ minutos, dejando atónita a la defensa santista y provocando el delirio en las tribunas.
El Santos, con el mítico Pelé en sus filas, intentaba reaccionar. El “Rey” buscaba espacios entre la férrea defensa colocolina comandada por Hugo Lepe, mientras Misael Escuti se agigantaba en el pórtico albo cada vez que el peligro acechaba. Los primeros 45 minutos concluyeron con la ventaja parcial para los locales, que no cesaban en su ímpetu por contener a una de las mejores escuadras del planeta.
El segundo tiempo despertó a los brazucas
En el segundo tiempo, el cuadro brasileño mostró su jerarquía. A los 51 minutos, Pepe descontó para los visitantes, devolviendo la tensión al encuentro. El gol revitalizó al “Peixe”, que con Mengalvio y Pelé como estandartes, comenzó a dominar el mediocampo.
La presión dio frutos cuando Toninho, a los 66 minutos, consiguió la igualdad transitoria. El empate parecía justo reflejo de lo acontecido en la cancha, pero el Cacique guardaba un as bajo la manga.
Carlos Verdejo, quien había ingresado en reemplazo de Luis Hernán Álvarez, se convirtió en héroe inesperado cuando a los 82 minutos conectó un balón imposible para Gilmar, devolviendo la ventaja a Colo Colo y desatando la algarabía en el recinto de Ñuñoa.
Noche escrita con tinta alba
Los minutos finales fueron de resistencia heroica. El árbitro Claudio Vicuña observaba atento cada acción, mientras el Santos se lanzaba desesperadamente al ataque. Pero la noche estaba escrita con tinta alba. El pitazo final selló el 3-2 favorable para Colo Colo, consiguiendo otra victoria histórica ante el poderoso Santos, cinco años después de aquella memorable goleada 6-2 de 1959.
La recaudación de 145.864,50 escudos confirmó el interés masivo por ver este choque de titanes, donde el conjunto chileno demostró que, en su casa y con su gente, es capaz de doblegar a cualquier rival, incluso si en sus filas milita el mejor jugador del mundo.
El Cacique volvió a rugir y su eco resonará en los anales del fútbol nacional como testimonio de aquella noche en que los colores blanco y negro volvieron a brillar ante la aristocracia del fútbol mundial.