Hace tres semanas, en el Gran Premio de China, el siete veces campeón del mundo consiguió una victoria clave: ganó la carrera sprint, liderando de principio a fin y demostrando que su llegada a la escudería italiana no fue casualidad. Con ese triunfo, rompió una larga sequía tanto personal como de la propia Ferrari en este formato.
Hamilton nunca antes había ganado una sprint race en su carrera, y lo mismo se aplicaba a la Scuderia de Maranello. En ese momento, el equipo celebró la victoria como un símbolo de que una nueva etapa había comenzado, especialmente después de la salida del español Carlos Sainz.
La victoria en Shanghái no fue sencilla. El británico tuvo que defender su posição frente a dos grandes rivales: el tetracampeón Max Verstappen, con su imponente Red Bull, y Oscar Piastri, el joven talento australiano que ha sorprendido con su rendimiento en McLaren.
Por su parte, el compañero de equipo de Hamilton, Charles Leclerc, terminó en la quinta posición. El monegasco ha dejado claro que la lucha interna en Ferrari será intensa y que no dará tregua al inglés en la disputa por el liderazgo dentro del equipo.
Ahora, el circo de la Fórmula 1 se traslada al Gran Premio de Baréin. Aunque Hamilton aún no ha conseguido vencer em uma carrera completa en 2025, esa victoria en la sprint ha marcado el fin de una etapa sin conquistas y renovado la confianza del piloto y de la escudería.
Los ojos están puestos en si el piloto británico podrá convertir esa victoria parcial en un triunfo total muy pronto, confirmando su renacer vestido de rojo.
