Corría el año 2006 cuando un joven Alexis Sánchez, aún con rostro de niño pero con una explosividad que ya llamaba la atención, llegó a Colo Colo en calidad de préstamo desde Cobreloa, tras ser adquirido por el Udinese de Italia. Con apenas 17 años, el “Niño Maravilla” firmó contrato con el Cacique por un sueldo cercano a los 50 mil dólares mensuales, una cifra impresionante para un juvenil en ese entonces.
Alexis aterrizó en Macul con el desafío de sumar experiencia y minutos en un club grande, y no defraudó. Bajo la dirección técnica de Claudio Borghi, rápidamente se convirtió en una de las figuras del equipo albo, destacando por su velocidad, regate endiablado y desparpajo frente al arco rival.
Durante su paso por el club, participó en la histórica campaña de la Copa Sudamericana 2006, donde Colo Colo alcanzó la final ante Pachuca de México. Aunque el trofeo no llegó, el torneo sirvió como vitrina para que Alexis se hiciera conocido a nivel continental, siendo protagonista con goles, asistencias y jugadas que aún se recuerdan con cariño en el Monumental.
Además de su rendimiento internacional, Sánchez dejó huella en el torneo local. Fue parte clave del plantel que obtuvo los títulos del Torneo de Apertura y Clausura ese año, consolidándose como una de las revelaciones del fútbol chileno y ganándose el cariño de la hinchada alba, que rápidamente coreó su nombre en las tribunas.
El joven de Tocopilla no solo aportó talento, sino también una entrega total en cada partido. Su paso por Colo Colo fue corto pero determinante, siendo el trampolín para su posterior consolidación en Europa y en la selección chilena. A pesar de su juventud, su profesionalismo y ambición eran evidentes.
Hoy, a casi dos décadas de aquel 2006, los colocolinos aún recuerdan con orgullo al chico veloz que encantó con su fútbol. Alexis Sánchez, el mismo que luego brillaría en clubes como Barcelona, Arsenal e Inter, alguna vez defendió con pasión la camiseta alba. Un capítulo inolvidable en las memorias albas.