Enrique Hormazábal Silva, conocido como “Cua Cua”, llegó a Colo Colo en 1956 proveniente de Santiago Morning para convertirse en una de las figuras más emblemáticas del fútbol chileno. Surgido del barrio Yungay, este talentoso mediocampista representaba la esencia del jugador de potrero: encarador, pícaro, habilidoso y genial.
Leyenda Cua Cua Hormazábal
Su llegada al Cacique coincidió con una época dorada. Bajo la dirección del técnico uruguayo Enrique Fernández, Hormazábal se transformó rápidamente en la máxima figura del Eterno Campeón, estableciéndose como el referente principal del mediocampo tanto en el club como en la selección nacional.
La carrera de “Cua Cua” en Colo Colo estuvo marcada por altibajos dramáticos. Las lesiones y conflictos extra futbolísticos amenazaron con truncar su brillante trayectoria, llegando incluso a quedar fuera del plantel mundialista de 1962. Sin embargo, cuando pocos apostaban por su regreso, Hugo Tassara lo recuperó para el fútbol, convirtiéndolo en la pieza clave del histórico equipo campeón de 1963.
Durante sus diez temporadas en el club, Hormazábal demostró ser un mediocampista completísimo. Sus famosos “pases de 40 metros” se volvieron legendarios, mientras que su inteligencia táctica, técnica depurada y temperamento lo distinguían en cada partido. Como puntero derecho o interior retrasado, fue el eje en torno al cual giraba el juego colocolino.
Números extraordinarios
Sus números hablan por sí solos: 85 goles en 179 partidos de Primera División, 7 tantos en Copa Chile y 2 en Copa Libertadores, totalizando 94 goles oficiales. Esta productividad, combinada con su capacidad creativa y liderazgo, lo posicionó como uno de los mejores jugadores en la historia de Colo Colo.
Hormazábal fue maestro de figuras como Jorge Toro y Francisco Valdés, dejando un legado que trasciende los números. Falleció en 1999, pero su memoria permanece viva como uno de los seis mejores futbolistas chilenos de todos los tiempos.