El problema de los salarios de jugadores en préstamo
La dirigencia del Cacique mantiene posturas opuestas respecto al financiamiento de salarios en préstamos de sus jugadores
Una situación que ha generado sorpresa en el ámbito futbolístico es la contradictoria postura de Colo Colo respecto al financiamiento de salarios de sus jugadores cedidos a préstamo. Mientras se niegan rotundamente a aportar económicamente en el caso de Brayan Cortés para facilitar su traspaso a Peñarol, mantienen una posición completamente opuesta con otro futbolista de su plantel.
El caso Brayan Cortés
El arquero iquiqueño, con contrato vigente hasta 2027 y un salario mensual de $60 millones de pesos, ha despertado el interés del club uruguayo Peñarol. Sin embargo, desde Blanco y Negro han sido categóricos: si quieren al portero, deberán asumir la totalidad de su remuneración sin ningún aporte del club chileno.
Esta postura radical ha complicado las negociaciones, especialmente considerando el deseo expreso del golero de salir del club. Peñarol ha realizado múltiples ofertas, pero la inflexibilidad económica de Colo Colo mantiene trabada la operación.
La contradicción con Cristián Zavala
Lo más llamativo surge al comparar este caso con el de Cristián Zavala, delantero que fue cedido a préstamo a Coquimbo Unido. Según reveló el periodista Daniel Arrieta de TNT Sports, en esta operación Colo Colo asume mensualmente el 25% del sueldo del atacante, mientras los “piratas” cubren el restante 75%.
Para concretar este acuerdo, la dirigencia obligó a Zavala a extender su vínculo contractual hasta diciembre de 2026, incluyendo una cláusula de salida valorizada en US$1 millón.
Disparidad en los salarios de jugadores
Esta disparidad en los criterios de la dirigencia alba ha generado cuestionamientos sobre la coherencia en sus decisiones. Mientras facilitan económicamente la salida de un jugador que consideran prescindible, obstaculizan la de otro que expresamente desea partir.
El viernes será definitivo para el futuro de Cortés, con Peñarol realizando un último intento negociador ante una dirigencia que mantiene su postura inflexible.
